El Puente de Brooklyn, es una estructura que cambió la ingeniería para siempre. Cuando se inauguró, 1883, no solo se convirtió en el puente colgante más largo del mundo, sino en el más revolucionario. Su diseñador fue John Roebling, pero antes de que comenzara la construcción, murió trágicamente en un accidente y su hijo, Washington Roebling, se hizo cargo. Cuando una enfermedad dejó postrado a Washington, su esposa Emily, sin estudios de ingeniería, hizo posible que el proyecto siguiera adelante. Más de 130 años después, el puente sigue en pie y se ha convertido en uno de los símbolos más emblemáticos de Nueva York.